miércoles, 4 de junio de 2014

El Chonchón (Tué tué)

No había peor panorama cuando íbamos a la casa de los tíos en el campo, que salir de tarde- noche al baño.

Claro, un lugar muy campesino, en aquella época aún habían letrinas y eran bastantes los pasos que se debían dar hasta allí. Mientras salía afuera ya me imaginaba que nos aparecía el Chonchon, moría de miedo de sólo imaginarlo y volvía corriendo a la casa, con un peso en la nuca como si alguien me persiguiera... pero todo era producto de la Leyenda y del susto de la niñez.



El Chonchón, es un personaje muy conocido en la zona central, aunque también se habla de él de Norte a Sur en Chile. Nace de las tradiciones y creencias mapuches, quienes lo consideraban peligroso y quemaban hojas de canelo para espantarlo.

El Chonchón es un brujo que tiene un secreto para poder volar. Se ponen ungüentos en la garganta y con ésto logra que sólo la cabeza -de aspecto humano- salga a volar, provista de orejas inmensas al mismo tiempo que dice: "Sin Dios ni Santa María" y su cuerpo permanece en su habitat.

Se detiene en una casa y grasna su mortal grito de tué, tué, que es señal clara de que una persona va a morir. Con el pasar de los días, revolotea entorno a la habitación del enfermo, luchando con su espíritu, y si lo vence chupa la sangre del aquejado.

La única forma de ahuyentarlo es rezando: "San Cipriano va para arriba, San Cipriano va para abajo, sosteniendo una vela del buen morir". De ésta manera el Chonchón cae al suelo y no lanza su graznido. Otra forma de alejar al Chonchón de la morada era echarle sal al fuego de la cocina diciendo: "Pasa Chonchón, sigue tu camino o vuelve mañana por sal". Si al otro día se presenta una persona a pedir sal, no hay que negársela.

Esta leyenda, que es muy popular; la daban por cierta los abuelos de mis abuelos. Y a mi me la contaron de pequeña, por eso cada vez que iba al campo, no quería saber de pájaros en la noche.

¿Conoces tú ésta leyenda?

Estela

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